El alcoholismo se define como una enfermedad crónica y
progresiva, que implica la dependencia del alcohol. Es una enfermedad que
empieza con simples borracheras y finaliza con el abuso de alcohol, generalmente como forma de evadir problemas
personales.
Por otra parte, surgen los síntomas de abstinencia cuando se detiene
el consumo constante, y el cuerpo sufre una serie de trastornos físicos como
pueden ser el pulso acelerado, la sensación de inquietud, pueden aparecer
temblores, vómitos y alucinaciones en la mente entre otros.
Una de las principales causas de
beber en exceso es que el alcohol es un “desinhibidor”, esto permite en la
gente darle cierta valentía de hacer cosas que normalmente no harían. La
depresión y la baja autoestima son factores que inciden en el consumo de la
droga ya que ésta genera confianza en los que no la tienen para enfrentar
diferentes situaciones de la vida.
En el bebedor los efectos pueden ser
a corto o a largo plazo:
En cuanto a las consecuencias a
corto plazo pueden ser resacas, falta de memoria, vómitos y otros malestares
pasajeros. Pero a largo plazo el exceso de esta droga puede generar daños
irreversibles en el hígado o en los riñones, como también problemas de presión arterial
alta y graves enfermedades cardíacas.
A largo plazo las consecuencias
pueden llegar a ser cirrosis, cáncer de hígado o de mama, obesidad,
infertilidad y enfermedades del corazón entre otras. Depresión y pérdida del deseo
sexual, incapacidad de concentración, alucinaciones, pérdida de la memoria o cambios
de humor son algunas de las formas de manifestación de los problemas
psicológicos que genera el alcohol.
El alcoholismo no solo tiene
consecuencias para la persona adicta, sino que también afecta a toda la gente
que lo rodea. Es difícil para quienes son cercanos al alcohólico entender que
no pueden ayudarlo, y es por esto que afecta a todos por igual. Estos hogares
suelen ser lugares llenos de discusiones, peleas y mentiras porque siempre
surgen diferentes confrontaciones
En cuanto a los niños, por lo
general suelen echarse la culpa de los problemas que hay en sus casas. Es muy
común que su infancia se vea afectada por este problema y que influya en su
futuro por crecer en un entorno violento inestable e inseguro. La mayoría de los hijos de alcohólicos tienden a
hacerse adictos a la misma droga que sus
padres o a otras.
En cuanto a la pareja de un alcohólico
es una situación complicada, ya que el bebedor no es fiable y generalmente se dan situaciones de violencia
doméstica. Esto es común en estas relaciones, porque bajo los efectos del alcohol
se pierde el autocontrol.
Por Gabriela García
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