El
comportamiento de las “barrabravas” es motivo de debate constante en la órbita
pública uruguaya. De un tiempo a esta parte forman parte del folklore del
fútbol sudamericano y lamentablemente los malos ejemplos se importan
rápidamente al resto del mundo.
Algunos
hinchas del fútbol llevan al extremo su fanatismo; los barra brava reivindican
los combates y su "ley" indica que hay que vengar a los muertos.
Estos no van a la cancha a ver el partido, o al menos no exclusivamente. La
prioridad es intimidar a los jugadores y a los rivales por lo que alardean de
los "combates" que protagonizaron, e incluso de las muertes.
Las barras
bravas existen desde hace más de 30 años en Uruguay y actualmente el servicio
de Inteligencia de la Policía tienen identificados a 10 grupos de barras bravas
de equipos de fútbol de primera división, potencialmente peligrosos, y estima
que cada una tiene entre 10 y 15 líderes que están absolutamente identificados.
En los
informes elaborados por Inteligencia, respecto a la actividad de las barras
bravas del fútbol, se hace alusión a estudios estadísticos correspondientes a
la relación entre cantidad de población e hinchas de un equipo. De acuerdo con
esos estudios, quién lidera en la relación es Peñarol, seguido del Dínamo de
Moscú y en tercer lugar, Nacional.
El primer
incidente en el fútbol data del año 1924.
Uruguay y Argentina disputaron un encuentro en el Estadio Centenario y a la
salida un hincha albiceleste mató al uruguayo Pedro Dembi.
Años después,
el 22 de setiembre de 1957 Carlos Héctor
Gómez, hincha de Sud América, fue asesinado en un partido contra Progreso
por el ascenso a primera división.
12 de Junio de 1994: previo a la
disputa de un clásico en el Estadio Centenario Diego Posadas, un hincha de Nacional de 16 años, fue degollado por
un parcial identificado con la camiseta de Peñarol, cuando se dirigía al Estadio
Centenario. El Consejo Ejecutivo actuó derivando el tema a un tribunal que sancionó a Nacional y a
Peñarol con la pérdida de 4 puntos.
11 de Marzo de 2006: tras el
partido entre Peñarol y Cerro por el Torneo Clausura, un hincha de Cerro que
esperaba un ómnibus en Avenida Italia junto a su familia, fue agredido por un
grupo de hinchas aurinegros. Uno de los involucrados extrajo un cuchillo y con
el asesinó al parcial albiceleste Héctor
Da Cunha de cinco puñaladas.
Otra de las
renombradas muertes fue la de Rodrigo
Aguirre, hincha de Peñarol el 28 de
abril de 2011. Ésta no sucedió durante un espectáculo deportivo sino a
pocos días de la disputa del clásico uruguayo, tras un enfrentamiento con
cuatro personas en el barrio La Comercial. Según pudo determinar la
investigación policial el hecho fue producto de un enfrentamiento entre barras
de Peñarol y Nacional.
Un aspecto
que llama la atención por otro lado es la cantidad de alianzas que se dan entre
las distintas barras bravas. Estas relaciones de amistad o enemistad son
tenidas en cuenta a la hora de dar seguridad en los partidos, y complica y
multiplica estas situaciones, ya que se repiten cuando vienen al país algunos
equipos argentinos que están en la lista de amigos o enemigos de estas barras.
La barra de
Peñarol está identificada como “La Caterva” y está integrada por
varios subgrupos: Los feos, La 14, La del león, La del tuerto y Barra
Amsterdam. Sus barras “enemigas” son las de Nacional, Villa Española y Cerro.
También tienen “enemigos” en Argentina: Independiente, Newell´s, Racing y
River; mientras que en Brasil: Flamengo
y Gremio.
Otra barra
brava significativa es “La banda del Parque”, que pertenece al Club Nacional de
Fútbol y está encargada de la seguridad interna de su hinchada. Las
bandas “enemigas” son las de Peñarol, Cerro y Estudiantes mientras que entre
sus “amigas” figuran: Villa Española, Cerrito, Argentinos Juniors, Gimnasia y
Esgrima de La Plata, Independiente y Gremio.
Todo esto
haría pensar que tanto el Ministerio del Interior como las autoridades de los
clubes deportivos involucrados han tomado cartas en el asunto, sin embargo, lo
que hasta ahora han hecho, es pasarse la pelota de la culpa unos a otros. En un
país con 3 millones de personas, los hinchas violentos son fácilmente
identificables, ya que como suele suceder, estos inadaptados no forman parte de
la mayoría. La cantidad de efectivos policiales suele aumentar con el correr
de los partidos, especialmente en aquellos considerados de alto riesgo, por lo
que antes de estos se reúnen los responsables correspondientes para planificar
operativos de seguridad, que duran justamente un partido.
Al concluir
es difícil dejar fuera la responsabilidad de los medios de comunicación ya que
comunicadores, tanto en radio como en televisión se pelean supuestamente con
humor, pero siempre acentuando la irracionalidad del sentido de pertenencia a
una camiseta. A pesar de esto, lo peor se ha visto dentro del campo de juego.
El 26 de
noviembre de 2000 Peñarol y Nacional disputaban un clásico, que luego de
terminar 1-1 decayó en una pelea entre los jugadores de ambos equipos, con la
participación del entonces técnico carbonero, Julio Ribas. En ese entonces se
hizo una denuncia de oficio y más de una decena de futbolistas, sumados al
técnico aurinegro, quedaron detenidos esa misma noche y por 10 días.
Es indispensable
buscar;Los clubes deben ser responsables tanto por sus acciones como por sus
omisiones pero también deben asegurar las condiciones necesarias para el
correcto desarrollo del espectáculo deportivo. Aquí ingresa la AUF como
responsable de la organización del espectáculo deportivo ya que debe dar las
garantías de que la policía se encarga de prevenir y reprimir los actos
violentos y no dejar fuera a la familia.
Macarena Aguerre
Macarena Aguerre
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