Murga:
Los
antecedentes de la murga se basan en las primeras presentaciones hechas por un
solo murguero en los tablados barriales. Con la cara sucia de carbón y una botella
de vino, simulando (o no) estar ebrio; cantando y contando lo sucedido en el
año -generalmente desde la improvisación- desprestigiando y difamando a las
autoridades.
Luego
se dio paso a formaciones grupales, donde montaban escenas más elaboradas. A
partir de la creación del Concurso Oficial de Agrupaciones, se pierde la imagen
del único murguista.
“El
Carnaval más largo del mundo” es el nuestro, y se debe a que hasta los años 50
los tablados eran construidos por todo el vecindario, esto pesaba en dejar el
trabajo real para poder hacerlo, por
tanto el deseo era disfrutar de algo creado que realmente tenía una utilidad
satisfactoria.
Se
comprendió entonces como espectáculo, cuando varias murgas, de otros barrios,
se presentaban, haciendo variar el espectáculo. Esto le aportaría más dinámica
y riqueza en cuanto a la evolución del Carnaval en sí.
El
origen de la murga en sí proviene de Cadiz, España, por 1909 cuando llega un
grupo de zarzuela a Uruguay. Algunos de los componentes del mismo formaron “La
Gaditana” para presentarse en la calle, ya que sus espectáculos no fueron de
gran convocatoria.
Un
año después se formó la agrupación “Murga La Gaditana que se va” donde parodiaban
lo sucedido con los artistas españoles. Esta fue el verdadero origen del
nombre, hasta el momento la categoría era llamada “mascarada”.
Se
le agregan elementos del candombe, ritmos afroamericanos y platillos de entrechoque
que adaptados a la batería de la murga adquieren una nueva sonoridad.
Los
aspectos teatrales reflejan el Carnaval de Venecia y la Comedia del arte,
adaptando los distintivos símbolos de Momo, Pierrot y Colombina.
Las
murgas argentinas nacen casi de forma inmediata, ya que el substrato cultural
era similar, aunque allí son preparadas para desfilar y no tanto para presentarse
en un escenario.
Con
el paso del tiempo, se aumentó el número de integrantes hasta 17, cifra actual:
13 de coro, 3 en batería y 1 director.
El
Carnaval es sinónimo de fiesta, alegría, juventud y verano. Pero no siempre fue
así, abriéndose el paso a la dictadura, la posibilidad de caer en la censura
era evidente. Por tanto, de una manera admirablemente ingeniosa, y siguiendo
con la crítica y demanda, algunas murgas se lucieron para manifestar de manera
subliminal lo que querían decir.
Esto
promueve al crecimiento, el avance, y es cuando surge la puesta en escena. Ya
no solo comunican con la voz, sino que su gestualidad marca presencia. Los
movimientos, el vestuario y maquillaje comienzan a marcar terreno en este
campo.
El
Carnaval está controlado por ciertas organizaciones, en aquella época cabía
lugar para la Comisión de Control, o Comisión de Censura. Entre sus miembros
constaban con oficiales de las Fuerzas Armadas, además tenía la supervisión de
policías en los espectáculos.
La Soberana y La Celeste fueron dos murgas que, por
omitir las indicaciones de la censura, perdieron el 50% del premio que
recibían. Según expresa José María “Catusa” Silva, de Araca La Cana para una
entrevista: “en 1973 salimos en el
vigésimo lugar y en 1976, en el puesto 22; como para decir ‘no salga más’”.
Muchos conjuntos tuvieron que vivir ser capturados
por la justicia ni bien terminaban su actuación. Necesitaban apagarlos,
reprimirlos, y reprimir a la gente, que al sentir que en una parte existían
personas revelándose, ellos los apoyarían, se unirían.
Los nuevos Saltimbanquis en
1971 nombraron a la censura, sin criticarla. Sino que reconociendo sus
propósitos: “al fin el letrista trajo la
canción de retirada y cuando fui a la censura estaba un poco zafado, con
criterio y justicia, cuatro couplet me tacharon”.
La Soberana, en
1972, fue censurada dos veces: la primera antes de comenzar carnaval y luego
durante el concurso. Fueron detenidos y obligados a cambiar los textos, ya que
su despedida era dedicada al “Chueco” Maciel. Cambiaron chueco por hombre y
eliminaron toda referencia sobre el personaje.
“Catusa”
Silva comentaba que de todas maneras, a pesar de la censura, exponían el
repertorio real en los tablados. Carlos Prado, de Diablos Verdes, recordó un año en el que les prohibieron todas las
letras, de igual manera no las cambiaron. No participaron del concurso pero si
podían presentarse en las tablas, con la posibilidad de ser apresados al
finalizar cada actuación.
En
1973 se da el Golpe de Estado uruguayo y en Carnaval ya se vivía desde antes. Nos obligan a salir, Los Saltimbanquis, La
Milonga Nacional, La Colombina y La Castigada son murgas que ese año no
hablaron de aspectos políticos ni sociales.
Aguante la Tacada estaba
a favor del golpe, a pesar de que en un verso cuestionaban la censura en el
siguiente manifiestan “ahora la gente labura / no hay paros, ni huelgas, esa es
la verdad”.
La
que se destacaba a favor de la actividad guerrillera del Movimiento de Liberación
Nacional a partir de sus textos era La
Soberana. En una de sus presentaciones se hace mención a la fuga del Punta
Carretas, donde se habla de la sociedad como jungla y al topo se lo destaca,
como animal inteligente, “la mejor ingeniería”.
También
se hace mención a la fuga de mujeres en la cárcel de Cabildo. Expresando que ya
era cosa fácil escaparse tanto para los hombres y las mujeres.
Una
exposición que muchos conocen es el “Cuplé de la computadora”. La Soberana, ingenia la forma perfecta
para nombrar sin hacerlo la palabra “tupamaros”, la computadora es tartamuda,
lo que logra que se reitere la sigla “tupa” con dos palabras seguidas.
(A
modo de resumen)
La
dictadura generó grandes cambios en la murga, a positivo. De una forma fue una
capacitación, para el ingenio, para el desarrollo interno de lo que realmente
es el contenido.
Aquí
se implementa una nueva riqueza a la murga, el canto popular, que escalona el
camino.
Muchas
surgen y otras remarcan su concepto. Comienzan la idea de trabajar a cara pintada
los 12 meses del año. Algunas implementando giras nacionales e internacionales.
El
maquillaje y el vestuario es lo que más ha avanzado a partir de
la formalidad del concurso de agrupaciones. Pero la escenografía recién está
sintiendo sus cambios en las últimas décadas, cosa que podemos notar. Al
parecer este es un aspecto que se resiste y por lo visto no debe ser tan
necesario, sino ya estaría presente.
Fuentes Consultadas: http://www.unesco.org.uy/ci/fileadmin/shs/Anuario_Antropologia_2012/18_Rossi.pdf